El campo de lo posible
5 de marzo de 2020
Entonces y ahora
El campo de lo posible es una exposición conformada por trabajos realizados entre 2018 y el presente. La muestra se extiende a todos los espacios del museo, incluso a las salas que de forma permanente se dedican en exclusivo a la obra de Fernando Peña Defilló (FPD).
Una sección de la muestra expone un grupo de mis obras junto a otras suyas. La motivación es un tímido intento de volver a ver algunas de sus piezas, al mismo tiempo que dialogan con las mías.
Circunstancias familiares me hicieron conocer a FPD durante mi infancia. También él es uno de los artistas dominicanos que siempre rememoro de mi tiempo como guía del Museo de Arte Moderno a los 17 años. Una breve historia en común nos une, a partir de la cual se me hace natural exponer nuestras obras en conjunto.
Con las piezas que he seleccionado de FPD me interesa estimular una lectura más amplia de obras que fueron realizadas entre finales del siglo XX y principios del XXI. Me atrae indagar sobre las implicaciones que puede tener el arte que se produce en la convulsión de un cambio de eras y, sin dudas, de paradigmas.
Problematizar los imaginarios
En uno de los casos, por ejemplo, me surge la pregunta sobre qué significó para él apartarse del canon al representar de raza negra los cuerpos de los desobedientes bíblicos, cuando históricamente la iconografía occidental los ha representando de raza blanca.
En otro gesto atrevido y problematizador en el marco de su entorno social, Papo* reasigna el género a los nombres de Adán y Eva, introduciendo un guiño ocurrente en relación a la construcción socio cultural en la que se desarrolla la designación de nombre propio a una persona, añadiendo con esta modificación un comentario sagaz,
quizás sin advertirlo totalmente, sobre la deconstrucción del sexo y el cuerpo y la mutabilidad cultural de estos.
Adana y Evo, 1997, provoca una mirada actual desde el contexto dominicano sobre problemáticas relacionadas al espectro de identidades de género y raza, de las libertades individuales y el respeto a la diversidad racial. Encontrar la complejidad de estos temas en esta obra me sedujo a desarrollar el proyecto.
Convergir aunque diverjas
FPD fue principalmente pintor. Aunque nuestros lenguajes no siempre coinciden, la exhibición técnicamente gira en torno a la pintura. Mi escepticismo con el medio pictórico luego de graduarme de esa especialidad, ha mutado en nuevos impulsos. Me valgo de su propia “expansión” para poner a un lado mi negación y usar este medio al mismo tiempo que lo provoco. Concentrada en las dinámicas potenciales de la superficie, le quito y le pongo con cierto antojo y experimentación. Las investigaciones formales en estas obras se centran en el desafío que implica el campo de lo posible y sin límites de lo pictórico, recorriendo a su vez otros lenguajes como la escultura y la fotografía.
Un evento espacial en la pintura
Dos de las series que he desarrollado recientemente, Superficies inesperadas (puyas y familia) y Ripped Paintings (telas rasgadas), se basan en traer al campo del arte elementos relacionados con la moda, el consumo y la cultura popular.
La reformulación de la identidad cultural, el traslado constante de lo local a lo global y viceversa, o cómo el discurso social de la moda ha permeado la producción de contenidos en el arte contemporáneo, son algunos aspectos que he estado incorporando a mis trabajos.
La serie The Intended Effect se ha ido conformando a lo largo de varios años, empleando los desechos de pinturas usadas para hacer otras obras. Residuos reutilizados e incorporados a estructuras pintadas que acomodan o incomodan sus formas y dimensiones. El albur y el accidente caracterizan estas piezas en la manera en que surgen las mezclas de colores y la alteración de las siluetas, al mismo tiempo que se asoma la reflexión sobre la peligrosa relación entre lo que consumimos y cómo lo desechamos.
Junto al relato de lo cotidiano y a narrativas sobre la cultura de consumo, estas obras se adentran en el campo de la abstracción formal y en el interés por abrirle paso a componentes tridimensionales en el proceso de la construcción pictórica. Estos aspectos, así como otros vinculados a la cultural material han definido mis intereses como artista en la manera en que percibo y me nutro de mi entorno con relación a mi práctica artística y a la Historia del Arte.
Extraña devoción
La Historia del Arte Occidental es una inspiración estructural en mi trayectoria que enmarca mi práctica en la necesidad constante que tengo de insinuármele, sobre todo con sus momentos más radicales. No son pocas las obras que he hecho en complicidad con otra obra que ha cambiado el relato dominante o que apostaron a la alteración del canon artístico. El campo de lo posible se configura en esta constante.
Quisqueya Henríquez
APERTURA Exposición | El campo de lo posible
5 de marzo de 2020