ANTOLÓGICA 01
19 de Abril 2017
El maestro Fernando Peña Defilló fue protagonista de la escena plástica de la segunda mitad del siglo XX y los tres primeros lustros del XXI. Inició su carrera en 1950 -siendo estudiante todavía-, produjo algunas de las pinturas más emblemáticas del arte nacional y pintó hasta sus últimos días.
Nacido en Santo Domingo e hijo de un intelectual muy prestigioso, él implantó un lenguaje pictórico propio, un sistema de series a modo de variaciones sobre un tema, una búsqueda permanente de nuevas perspectivas desde un trabajo sobre la forma, el espacio y el concepto.
La obra de Fernando Peña Defilló es acervo singular en la pintura dominicana. Por la originalidad y la firmeza de su estilo, la precisión y el vigor de su inspiración, la seguridad y el refinamiento de su oficio, él ha gestado un mundo de sensaciones visuales, personales y sociales.
Un infinito equilibrio estético nace de la meditación, lo visible y lo invisible, la vida y la muerte. Ese potencial expresivo totalizante en un pintor dueño de una cultura excepcional, se define por y para la dominicanidad y lo antillano: aquí, la autoctonía cimienta una producción que, sin discontinuidad, ha conservado sus rasgos de identidad a lo largo de seis décadas fructíferas.
Fernando Peña Defilló cursó su formación profesional en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en un período todavía estelar de la academia oficial. En pos de nuevos horizontes culturales y artísticos – siendo la República Dominicana presa de la dictadura trujillista-, él se marchó a Europa en 1951, empezando allí una carrera brillante, integrándose al movimiento de mayor audacia en España, El Paso. Pese a la plenitud de la estancia europea, esencialmente en Madrid, Londres y París, de 1951 a 1963, él sintió la necesidad de volver a su país que ya militaba por el retorno a la democracia.
Después de una abstracción informalista y luego geométrica, pero ambas con mensajes ideológicos, el artista, se lanzó a una figuración muy dominicana, motivado por la atmósfera circundante. Su nuevo realismo favorecía una legibilidad, a la cual no accedían todos en el anterior período. El artista mismo lo expresó en un contexto crítico, y cabe señalar que, durante años, él ejerció la crítica de arte a un nivel jamás superado…Cultor de la autenticidad antillana, Fernando Peña Defilló usó sus extensos conocimientos para profundizar la trascendencia de la Materia y el Espíritu y los Mundos Paralelos: Nos referimos a dos series e investigaciones esenciales, representadas en esta selección.
Esta muestra antológica enfatiza el sentido de una creación en evolución constante, que solo se había presentado en “El Eterno Retorno” en el Centro León, en 2009, y en “Diálogo Insular”, exposición homenaje durante la 28 Bienal Nacional de Artes Visuales, en 2015. Se centra en la conjugación de diversidad, unidad y singularidad, que la obra propone. El objetivo, en el propio Museo de Fernando Peña Defilló, es presentar un patrimonio pictórico como conjunto donde los elementos dialogan y se fecundan, sucesivamente, a la vez conceptuales y temáticos, formales y texturales. Se quiso ir avanzando en la evolución del quehacer pictórico, descartando una cronología estricta, del comienzo hasta el final, de Santo Domingo a Jarabacoa -donde el artista residía desde el 1989-.
Así, nos percatamos de que el valor y ascendiente de las proposiciones estéticas de Fernando Peña Defilló corresponden a una de las trayectorias más independientes de galerías y circuitos, concursos y distinciones. Paralelamente, la antología pondera una riqueza conceptual que no pocos consideran como la mayor en la historia del arte dominicano.
Fernando Peña Defilló afirmó: “El artista inventor, al liberarse de lo que tradicionalmente se entiende como oficio de pintor, ha conseguido un ilimitado poder de expresión, no hay trabas para su imaginación y sensibilidad. El éxito de su mensaje depende de su sinceridad y fuego creativo.”
Aquellas palabras, Papo -como lo llamaban entre familiares y amigos-, las pronunció en 1956… y más de 60 años después, confirman validez y vigencia dentro de su producción e itinerario pictórico. La primera antología de las obras del maestro en su museo, colección exclusiva de la Fundación Fernando Peña Defilló, aspira a enseñar cómo profesión de fe, compromiso y realización personal gestan un aporte magistral al arte dominicano y universal.
Marianne de Tolentino, Crítico de Arte.
Apertura EXPOSIción "ANTOLÓGICA 01"
19 de Abril de 2017